EL TEMA DEL SUICIDIO

El tema del suicidio es algo que se considera pecado y es un tabú hablar de ello en las culturas que dominan el occidente del mundo, sin embargo, en oriente, es considerado un acto de honor. No estoy de acuerdo con esta acción, pero no por mis principios católicos, sino porque considero que a todo debe haber una solución acorde a lo que la persona ve en ese momento como imposible de soportar. Son muchos los factores que llevan a un ser humano a decirle a Dios: “Hasta hoy sigo con tu plan, no puedo más y no me ayudas”. Creo que es un acto muy valiente pues es de los pocos momentos en los que como humano te ves con el creador supremo y desacatas su designio en tu vida.

No creo que los suicidas vayan al infierno o al limbo, pienso que, al ser la Tierra un planeta cárcel, donde vinimos a pagar pecados de vidas anteriores y en donde los malos tienen mejores vidas que los buenos, creo que simplemente, vuelven a la vida terrestre a continuar con vidas complejas tanto como esa de la que se separaron por voluntad propia. Creo que los buenos, si no se contaminan de maldades en sus tránsitos por esta son separados pronto de esta situación de castigo y se marchan a lugares de vida plena, en otros planetas y los malos que no interrumpen sus vidas regresan hasta que aprenden a ser buenos. Así que, en lugar de juzgar a priori, debemos estar alerta ante señales de compañeros cercanos que pasan por estados de depresión profunda de la que no se pueden despegar.

La depresión como tal es una condición de vida que es incurable, algunos viven etapas de lucidez y felicidad, pero siempre hay algo que los regresa a su estado inicial en el que nacieron, porque se nace depresivo o no, es una condición como ser zurdo o diestro, como que el corazón late correctamente. Cuando descubrimos a alguien cercano bajo esa condición, no debemos someterlos al rechazo, sino que debemos establecer un vínculo con ese ser y acompañarlo a transitar su vida como alguien normal y no como un bicho raro, que es lo que la sociedad hace, incluso algunos médicos y psicólogos o psiquiatras cometen el error imperdonable de desestimar esto que acabo de exponer, algunos van más allá y se burlan de los deprimidos en sus caras, lo cual hunde en más depresión a estos seres que son seres de luz que están llegando a descubrir su verdadera escencia, a la que ninguno está ajeno, que es que somos ángeles caídos aprendiendo a ser humanos y cuya principal característica es la Empatía, que es el don de saber perfectamente lo que le pasa al prójimo dentro de su ser en diversas circunstancias y brindarle apoyo incondicional, soluciones y convertirse en un equivalente de ángel guardián de sus seres cercanos. Esto es algo que muy pocos comprenden y menos agradecen, ya que, para llegar a este nivel les faltan muchas encarnaciones y más para ser empáticos.

El camino al cielo católico es más largo de lo que explican los intérpretes de los mensajes de la Biblia, y no se gana siendo buenos en una sola vida. Tampoco el cielo es como lo pintan diversas religiones porque si analizan bien, ese cielo que muestran allí se parece más al tan discutido Nuevo Orden Mundial o a una dictadura en la que nadie piensa distinto o cuestiona lo que pase en ese cuadro de vida. Existe sí, la posibilidad de alcanzar una dimensión superior, y luego otra hasta llegar a ser absorbidos por la Luz. Debemos dejar de juzgar, lo leo en la frase de la Virgen de Fátima, “Deben entrar a sus casas, cerrar puertas y ventanas, colocar la sangre del Cordero en sus puertas, y no mirar para afuera por mucho que lo deseen sus corazones o por los ruidos que la ira de Dios haga” Entrar a sus casas significa, meternos en nuestras vidas y vivirlas. Cerrar puertas y ventanas, significa no juzgar, criticar ni mirar lo que hacen los demás. Colocar la sangre del Cordero en nuestras puertas, significa que debemos practicar el bien y si no podemos al menos, no hacer el mal. No mirar para afuera, etc., significa dominar nuestra psique y emociones para que no nos conduzcan a claudicar y caer en lo que ya expuse: Criticar, vigilar, juzgar, entrometernos.

Es mi humilde opinión e interpretación, que hoy quise compartir en vista de que ha habido dos suicidios de artistas, sin saber cuál es la tasa actual de suicidios en el mundo, muchos de los cuales no son el medianamente conocido Hara Kiri japonés.

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